Ver y escuchar a una adolescente contar una anécdota familiar que trajo a colación gracias a un chocolate con canela que bebía en ese momento, me hizo recordar las ricas manducas hechas por mi abuela, sentí en ese momento como especie de un yunque recorrer mi garganta, las lagrimas abrazaron mis ojos e incontenidamente y visiblemente llena de nostalgia hable de las Manducas.
Al llamarlas por su nombre criollo, mis amigas citadinas quedaron como pajarito en grama por lo que debí explicarles que por los lados de Pto. Cabello, específicamente en El palito, paso obligado de Morón hasta Valencia, Edo Carabobo, lugar que seguramente abrían transitado para ir a las playas de Falcón, era muy característico las ventas de empanadas, pero lo más curioso son las de arepitas dulces.
Las manducas son típicas en San Felipe, estado Yaracuy, hechas con los mismos ingredientes de las arepitas dulces, con la diferencia que en esta región se le agrega el plátano maduro a la masa y se elaboran en forma de rosquitas.
No hay un sitio comercial específico donde se puedan adquirir, pero sin falta es muy frecuente que en los hogares sanfelipeños se hierva el papelón con el anís, en lo que este frio se tritura un plátano madurito crudo y se le anexa a la mezcla al igual que la harina de maíz, después de amasar bien se hacen unas tiritas como de un centímetro de grosor, y se une cada extremo en forma de roscón y es llevado inmediatamente a la sartén con abundante aceite caliente, es cuestión de minutos su cocción y son espolvoreadas con azúcar si el comensal lo prefiere.
Ideal esta deliciosa comida para las meriendas y hasta para los desayunos, acompañada preferiblemente con café guayoyito.
Las oyentes comparaban la receta con las rosquillas gallegas y otra cantidad de dulces españoles, a lo cual diferencié inmediatamente, el hecho de llevar plátano maduro le daba un toque personal y absolutamente autóctono de la región Yaracuyana y perecedera a través del tiempo.