martes, 26 de mayo de 2009

Huesos Celosos


Ahí estabas,
devorándote ese muslo
esos tejidos claros y oscuros
esos labios sin piel, sin sentido.

Ahí estabas,
como un cadaver
de cuevas escondidas en el vientre
y tallas molidas en las uñas
enrroscándote como un tornillo abandonado.

Ahí estabas,
nadando en el olor a pesadumbre
en el olor a olvido, en el olor sin aroma,
sin nariz que recuerde oler.

Ahí estabas,
escurridizo como una culebra,
respirando en varios oídos a la vez.
Ser sin cuerpo,
que vive de otros
alimentándose de sus dudas
de sus dulces y amargas dudas.
Raquel Abend

5 comentarios:

  1. Intenso como siempre Raquel. Me encanta el último fragmento. Ahí realmente se enlaza lo que vienes hilando desde el principio. Las últimas frases están geniales

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  2. Como siempre y como todo lo que escribes: Excelente
    Niña, pero tu de quién reencarnaste

    ...y solo tiene 20

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  3. Muy bueno. Después de aquel yunque, siempre es una agradable sorpresa disfrutar de tus creaciones.

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  4. Patricia Van Dalen27 de mayo de 2009, 18:50

    Le daría a Alfonso Cuarón este poema para que lo dirigiera: es absolutamente cinematográfico, de la familia de imágenes como las de El Señor de Los Anillos y lo creepy de Harry Potter!

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  5. Me dejas muda de admiración.

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