lunes, 18 de enero de 2010

Alzheimer

Si tan solo supiera retratar el silencio. Abrí la ventana y una corriente de viento comenzó a besarme el cuello. Ya sus maletas estaban en la puerta. Afuera caía la nieve en forma de risa. Mi boca no sabía cómo cambiar de posición, había olvidado eso de expulsar sonidos que significan algo. Su memoria era como una gran casa, de esas que tienen al menos doce habitaciones, y desde diciembre del año pasado se había estado apagando la luz de cada una; hoy solo quedaba la vela del baño encendida. Un coro de enfermeras miraba desafiante al perro que lo guiaba. Yo había estado llorando tanto tiempo que ya lo había olvidado.

Raquel Abend

1 comentario:

  1. Raquel felicidades por poner en marcha el ascensor en el 2010!!! siempre estoy pendiente aunque lejos de este ascensor mágico. Al leer y releer tu texto he escuchado el eco de la ausencia, del no recuerdo, de la no memoria, del apagarse de una vela, del no ser. Gracias

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