miércoles, 1 de julio de 2009

Embriaguez


Torno mis labios
para acostarte en ellos
rasos, delicados

te desbordas de mi copa.

Te coloco en mi distancia gris
para que tú mismo te acerques
te impongas en mi lengua
y amamantes la fragilidad que respiro

dando vueltas
humedeciéndote en mi pozo salival
sedoso y plástico.

Déjate regar lentamente
hazte líquido dentro de mí
como la uva roja que no encontramos jamás

liviana, miniatura, llevadera.

Gira en torno a la fruta
desenvuelve su capa
en pieles desnudas
muérdela,
devórala brillante

la capa afable, se derrama peligrosamente

el jugo baña tus labios
y yo los seco con mi saliva.

Recoge otra, limpia la tierra
desempolva la emoción

los dedos penetran
alejas las semillas que siempre nos estorban
y nos acercamos más

te atreves a conocerme
no me tengas miedo
déjate morder y derrámate
como un río dulce
por todo mi cuerpo
embriágame de ti
no dejes que enloquezca sin haberte probado.

Raquel Abend

1 comentario:

  1. Algo que me encantó de este poema la primera vez que lo escuché fue la manera en que dibujas todo como un proceso, sin dejar de transmitir cierta libertad y rebeldía.

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