MONÓLOGO
LA TRAGEDIA, PERSONIFICADA POR ANGUSTIA,
QUIERE SOBREVIVIR AL MODERNISMO.
Angustia entra en la sala, con las manos en la cabeza como si estuviera suplicando misericordia.
— Autores, ¿Qué pasa con ustedes que ya no me toman en cuenta? ¿Será que ya estoy vieja y no me parezco a Ivonne De Carlo? ¡Contéstenme, mándenme una señal!
Llorando, tomó su automóvil, un Studebaker modelo 1952, al arrancar rumbo a su oficina, el carro se detuvo al frente de un salón de damas, intentó encenderlo nuevamente sin tener éxito; trató de parar una grúa pero ninguna le hizo caso.
— ¿Será que esta es la señal que me mandaron los autores? ¿Deberé entrar en ese antro de belleza para que me actualicen?
Gracias a unos señores, consiguió aparcar el carro en un puesto que estaba libre, casualmente a las puertas del centro de belleza. Al entrar, se dio cuenta de que los asistentes la miraban asombrados por su presencia; también observó rostros de los que había oído hablar, nunca se imaginó coincidir con ellos en un mismo sitio.
Siguiendo las instrucciones del lugar, tomó las llaves de un privado y observando curiosamente los ejercicios que hacían los demás asistentes, se dirigió lentamente al cubículo asignado. Sentada en un banco frente a un espejo, aguardando a quien la iba a atender dijo en grave voz:
— Autores, ya sé lo que me pasa, estoy completamente desactualizada, no puedo luchar contra ellos. No puedo contra su humor, suspenso, relajantes cuentos, intrigas que llegan al clímax para luego desvanecer en un lógico final; a mi me tocan los procesos que no tienen solución, quizá mi nombre, Angustia, sea el imán para todos mis hechos; No quiero darme por rendida, pero estoy consciente de que el trabajo será duro. Ya no hay epopeyas ni batallas, todo tiene solución en la vida, pero conmigo la única solución es la muerte. Ustedes tienen otras cosas en qué pensar, la vida es otra. Me he dado cuenta de ello. Quizá alguno de ustedes se acuerde de mí algún día. Yo no tengo sitio en estos tiempos. El intrépido que se aventure a entrar en mi seno será bienvenido, acá no tengo nada que hacer porque yo nunca cambiaré. Dejo mi puesto a la novela, al cuento; al ensayo y a la comedia; a la poesía y a la crónica; a aquellos que van de la mano con el tiempo. No me darán nuevos papeles, pero siempre estaré presente en ustedes.
Remo Tortello
Que triste!! La resignación de un género que no parece sobrevivir a una época con tantas opciones que nadie parece tener tiempo para la tragedia. Me gusta el nombre que le das a la tragedia. Lo que no me queda muy claro es a quiénes se encuentra en el salón de belleza que nunca pensó que vería ahí
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