Caracas: mi mayo francés, mi universidad
patio de recreo, café de Roma, tertulia insomne
Coloso urbano, aldea de mis afectos
Saigón y Nueva York, Moscú y París
en tu geografía despiertan
Torres donde he vivido:
pequeñas y grandes ventanas
que han sido mis ojos
desde ellas he mirado el árbol que no me pertenece
el almuerzo y la siesta del vecino
la tristeza irreverente del suicida
Caracas de Chaguaramos, Jabillos y Mangos
cientos de Metros recorren mis colegas urbanos
cientos de horas discurro en tu tráfico jugando ajedrez conmigo misma
(reina en mi tablero me escondo para no verte pobre, sucia y pavorosa)
Un río que es una herida
una montaña que es la gloria y desde ese verde feroz: un aeropuerto
Ciudad de marcha valiente. Autopistas que funden la sangre de todos
Caracas de Soto, Cruz Diez y Narváez,
cinéticos caobos que refrescan a los peatones de domingo
plazas que acogen besos y discursos
te he llevado a Bogotá y París, a ¡Frankfurt!
Ciudad del amor, el arte y la poesía
como un pergamino que releo a veces
llevas registro de los besos que me han dado
tantos como tus quebradas y esquinas
Urbe sin muros, envidia de Berlín
Vuelve a nosotros, déjate caminar otra vez
como si fueras Barcelona, acude a tus maestros
invita a Madrid a tu mesa
Alma de concreto, a veces Detroit, otras Manaos
Eres todo el mundo en tus calles
y el mundo todo
-ingenuo, violento y feliz-
aguarda por tu renacimiento.
Dafne Gil
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